COSTUMBRES MUISCAS

El pueblo indígena Muisca se localizó en las altiplanicies de Cundinamarca y de Boyacá desde tiempo prehispánicos. En el siglo XVI, en el momento de la llegada de los europeos, se calcula que los habitantes de este pueblo eran casi un millón de habitantes organizados en 56 tribus, gobernadas por dos caciques (Giraldo, 1986). 

Los muiscas cultivaban maíz, papa, ahuyama, fríjoles y frutas. Fabricaban en barro sus propias ollas, tejían sus trajes de algodón blanco, elaboraban piezas de orfebrería (Giraldo, 1986).

Los muiscas durante los procesos de la Conquista y la Colonia sufrieron una enorme pérdida demográfica. Por esta razón se les ha considerado en ocasiones un pueblo extinto, sin embargo, en la actualidad en Cundinamarca, en Boyacá y en el Distrito Capital perviven un gran número de indígenas autorreconocidos como Muiscas. En los últimos años, se ha generado un proceso de visibilización y de reconocimiento de los indígenas descendientes de este pueblo, que habitan en las municipalidades de Cota, Chía, Tenjo, Suba, Engativá, Tocancipá, Gachancipá y Ubaté. 

La lengua muisca fue la Chibcha, la cual ya no tiene ningún hablante, motivo por el cual no ha sido posible llevar a cabo procesos para su recuperación. La lengua Chibcha entró en desuso en gran parte a partir de la prohibición de hablar lenguas nativas, emitida en una Cédula Real en 1770. En el Altiplano Central únicamente sobrevive una variante del Chibcha en el pueblo U’wa o Tunebos (Wiesner, 2000).

Para la cosmogonía muisca, su pueblo surgió de los hijos de Bachué, mujer que salió de la laguna de Iguaque, madre del pueblo. Dentro de la cartografía sagrada los muiscas reconocen como lugares encantados la Laguna de Sesquilé, la Laguna de Tota, la Laguna de Guatavita, el Cerro de Monserrate, y en general las sabanas, los lugares arqueológicos y las montañas (Consejo Superior de la Judicatura) 



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